Actualmente se emplea el término tendinopatía para englobar de forma genérica a lesiones tendinosas que van desde la inflamación (tendinitis) hasta la degeneración (tendinosis). Habitualmente las tendinopatías comienzan con un breve episodio de inflamación inicial que se continúa, cronificándose, hacia una degeneración irreversible con mínima inflamación, debido a la escasa capacidad del tendón para regenerarse (curarse) tras una lesión.
El origen de las tendinopatías es siempre una sobrecarga mecánica continuada y repetitiva, de carácter acumulativo que origina microrroturas de las fibras tendinosas, ya sea porque se sobrepasa repetidamente su límite de elasticidad (Aquiles, tibial posterior) o porque el tendón es comprimido entre dos estructuras óseas (supraespinoso, rotuliano).
La causa de la cronificación de las tendinopatías se debe fundamentalmente a la escasa vascularización de los tendones que condiciona una escasa capacidad para reparar y regenerar las microrroturas de las fibras tendinosas, siendo sustituidas por un tejido de cicatrización de mala calidad en vez de con fibras tendinosas sanas.